EL BASAMENTO DEL ESTILO DE VIDA MENONITA

El basamento del estilo de vida Menonita, asentado en tres pilares básicos , que son la familia, la escuela y la espiritualidad.
Valores tradicionales que el mundo moderno y la posmodernidad fueron dejándolos de lado y en algunos casos suplantados por sustitutos que no tienen la profundidad.
Es de destacar que la primera misión de la colonia en la instalación en Stgo del E. como en La Pampa, fue hacer las escuelas y la obligación de ir disciplinadamente durante un período hasta los doce años, a todos y cada uno de los chicos.

 

Por otro lado es de destacar también que el maestro, dedicado a sus
quehaceres no por eso, abandona su tarea básica que es vivir de lo que
produce la tierra.
Y por último, la espiritualidad, que ellos a través de las modificaciones
sobre el nuevo testamento en cuanto a dos temas básicos que son la
veneración de la virgen María y el Bautismo, y el no juramento, en general
coinciden con la práctica cristiana.
El basamento litúrgico es la teología, es la misma, para ellos la base
doctrinaria estableciada por el Nuevo Testamento es su Biblia permanente. No
solamente de conocimiento sino que la practican.. Y acá es de destacar por
qué ese estilo de vida funciona y ha sobrevivido a través de los años en el
sentido de que la familia, la escuela y la espiritualidad.
El acatamiento al padre y a la madre, y el respeto a los mayores es la
esencia, que quienes tenemos hoy más de 50 años lo vivimos y sabemos que es
odiable, y dura y permanece en el tiempo.
La forma de vida menonita potencia el respeto a los mayores y permite que
familias numerosas de 8 a diez hijos puedan convivir en una mesa ordenada,
armónica y respetuosamente



Los consideran un modelo que permite enfrentar el desempleo, la
delincuencia, la violencia y la evasión
"Los menonitas son la solución para la Argentina"
Señor Director: Me tomo la libertad de hacerle llegar un ejemplar de la
carta que le enviara al presidente de la República acerca de «La cuestión
menonita». En su caso, lo hago no sólo porque el asunto cala profundamente
en el tema económico, que constituye su especialidad, sino, principalmente,
porque haciendo una suerte de «inventario de prensa» he caído en la cuenta
de que usted es el último editor independiente que queda, al menos en el
ámbito de la gran prensa. En los últimos días ha vuelto a instalarse «La
cuestión menonita» a causa de una nota del programa de Chiche Gelblung. No
soy menonita, sino católico -poco practicante y muy livianito-es decir, que
no soy excesivamente religioso en ningún sentido, ni tampoco muy moralista,
por lo cual no me alcanzan las generales de la ley, y lo que referiré carece
de prejuicio. Además, soy argentino nativo de tercera generación.

En líneas generales, el «trabajo de campo» hecho por «Memoria» ha señalado
que los menonitas de La Pampa: 1) Utilizan técnicas primitivas. 2)
Constituyen un grupo aislado no integrado. 3) No están muy interesados en
aprender español y 4) Que son machistas.

En cuanto a que utilizan técnicas primitivas: esto consiste fundamentalmente
en que no usan semillas OMG (Organismos Modificados Genéticamente) ni
agroquímicos, ni maquinaria rural moderna. De resultas de lo primero, los
productos que obtienen pueden ser calificados como orgánicos. No los venden
ahora como tales, pero lo son; sólo falta que se den cuenta de que, como
están de última moda, alcanzan en el mercado nacional precios entre 3 y 5
veces superiores a los obtenidos por «medios modernos» y en el exterior
hasta 10 veces, especialmente en los países escandinavos, donde, sólo en
Suecia, por caso, 60% de las hortalizas que se consumen son orgánicas y en
su mayor parte importadas: ser anticuado, en este segmento es, hoy por hoy,
un negocio fabuloso. Los kelpers en Malvinas ya han anunciado que
convertirán a las islas en un gigantesco productor de alimentos
orgánicos -en especial de carne de reno orgánica-¡para exportar,
precisamente, a Suecia...! entretanto, nosotros queremos «modernizar» a los
menonitas. ¡No hay caso!... En todo, treinta años de atraso...

Como consecuencia de que no usan maquinaria rural moderna, no hay
desocupación en la colonia, ni la generan alrededor, al contrario, la
eliminan en gran medida. El asunto es simple: si las cosas se hacen todas
con las manos, hay pleno empleo; y si se hacen todas con las máquinas, hay
desocupación y hay que, de un modo u otro, regalarle plata a la gente para
que mueva el mercado (si tiene de dónde sacarla, claro). Ambas alternativas
existen y son válidas, y lo bueno para el caso argentino presente es que
pueden coexistir... Porque pese a que, desgraciadamente y por ahora, el
Estado no tiene con qué pagarle un digno «stipendium» o subsidio a la
multitud de subocupados y desocupados. Se puede encontrar una salida
logrando que se difundan polos de trabajo personalizado -artesanal-manual,
con empleo de mucha mano de obra y a la vez competitivos, que por su éxito
se conviertan, a su vez, en polos consumidores que den trabajo a toda la
región circundante. Ahora bien, una colonia menonita (y sólo una colonia
menonita) reúne los requisitos mencionados y puede ser polo de
trabajo-consumo y eliminar la desocupación a su alrededor... ¡Y, de hecho,
lo hace!... Es la verdadera panacea de todos los pueblos que la rodean, y
esto es así porque no usan medios modernos de producción, como tanto les
critican.



Los menonitas son inmigrantes legales y documentados que no les quitan el
trabajo a los obreros argentinos, ya que no trabajan en fábricas ajenas,
sino en campos propios que compran y pagan, y que antes estaban vacíos, no
van a trabajar en negro al Bajo Flores por dos pesos por día, no ocupan ni
convierten su hábitat en aguantaderos, no explotan a sus niños mandándolos a
mendigar por las calles, no venden ni consumen drogas y no se agrupan en
«mafias» ni ejercen la prostitución. Es más, también se pagan las nueve
(¡9!) escuelas que hay en Guatraché habitadas por unas 1.200 personas-,
que no gastan medicamentos ni ocupan camas en los hospitales del Estado,
sino excepcionalmente y que... ¡pagan sin chistar los impuestos que les
corresponden! Finalmente, y como paradigma de lo anticuados que son, le diré
que cumplen a rajatabla la palabra empeñada. (Si esto último resultase
totalmente imposible de creer, le sugiero que pregunte en Guatraché.)

A propósito de Guatraché, mejor dicho del campo en general: la gente del
interior se muere de hambre hasta tal punto que piden que el gobierno haga
cárceles en los aledaños para, por lo menos, vender comida y cigarrillos a
los visitantes. Esto es, en sí, indudablemente muy bueno, pero tiene
inconvenientes, que el Estado tiene que construir la cárcel y alimentar a
los presos, en ambos casos, con dinero. En cambio, una siempre próspera
colonia menonita no le cuesta un solo centavo al Estado, desparrama dinero
alrededor mejor que una cárcel, se instala sola, y cada familia tiene un
promedio de nueve hijos... que no se «rajan» para Buenos Aires, sino que se
quedan allí y, en todo caso, compran más tierra cerca. Ni el gobierno ni las
provincias pueden construir, por caso, quinientas cárceles, ya que no
alcanzarían ni los presos ni los pesos... pero podría llamar a que se
instalen -sin desembolsar un centavo-quinientas colonias menonitas. Hay
muchísimos campesinos menonitas y amish dando vueltas por el mundo; sanos,
laboriosos y con plata, que sólo desean que los dejen trabajar en paz y
hablar su misterioso dialecto flamenco. Cada vez que se instala una
industria extranjera que exporta sus manufacturas y ganancias, y que alcanza
un enorme nivel de producción con poquísimos obreros y muchas computadoras,
si encima tiene exenciones impositivas -como suele suceder-o evade, lo único
que gana nuestro país es polución; porque muchas hasta importan las
maquinarias, los repuestos y, frecuentemente, los insumos. Por eso los
números de la macroeconomía han sido fantásticos en los últimos años, pero
cada vez tenemos menos y compramos menos. En cambio, si usted, favorece sin
emplear dinero ni conceder exenciones, la instalación de una colonia
menonita creará un gran volumen de actividad alrededor.

 



En este momento nos vendría muy bien una población de cien millones de
habitantes con trabajo fijo y seguro, para fortalecer el ahorro interno y el
mercado interno (el único mercado libre de verdad); pero no los podemos
traer ni engendrar, como en el siglo XIX, porque no hay tal trabajo. El
dilema es: si traigo gente para que sea consumidora, debo proporcionarle
trabajo o dinero para que pueda consumir. Además, a los inmigrantes de
hoy -que calificanno les podemos ofrecer el nivel de vida del «primer mundo»
de donde suelen venir... ¿Jaque mate? ¡No! Hay una salida: traer buena
gente, a la que no haya que darle trabajo, que tenga plata y sea consumidora
sí, pero a la que no le interese el nivel de vida rumboso de dicho «Primer
Mundo». ¿La hay? Sí, pero sólo los menonitas cumplen estos requisitos. Se
dirá que es una religión medio rara, pero el asunto es que todos tienen
empleo, no hay despidos, compran tierra y todo es de las familias. Es obvio
que vivir así surge de pensar distinto, pero ¿acaso hay delito de opinión?
Además, no es el regreso a la Edad Media, como algunos dicen, porque nadie
pretende que el resto vivamos así, pero la complementación de los modelos
diferentes puede constituir una fructífera forma de vida asociada, nos va a
beneficiar. El interior argentino no va a abandonar los métodos modernos de
cultivo por influencia de los menonitas, pero tal vez su presencia sirva
para que se le haga un lugar a la producción artesanal y orgánica, que
amplía día a día su nicho de mercado en el mundo. Muy pronto surgirán
empresarios que se dediquen a exportar lo que producen los menonitas, o tal
vez lo hagan ellos mismos -en especial luego de que trascienda el contenido
de esta carta-y, de cualquier manera, con la siembra directa, los
pesticidas, la soja transgénica y los maíces híbridos, tenemos este año una
cosecha récord absoluta, creo... y nunca los tiempos fueron tan duros y
hemos tenido tantas deudas. Hay que hacer un llamado a todos los menonitas y
amish del mundo, y hacerlos venir y que se las arreglen. No les dé plata ni
ventajas económicas, pero, eso sí, no deje que los acosen; es gente tímida y
sencilla... y va a ver en lo que se transforma el país.

Con respecto a que constituyen un grupo aislado, no integrado: vivimos en un
gran estercolero. Basta ver los diarios: jueces imputados en causas de
filicidio... o coimeros, guardiacárceles acusados de conducir pandillas y de
operar desarmaderos de autos robados en el presidio, bandas saqueando
alegremente por las calles y tomando rehenes, burócratas corruptos,
empresarios que se tragan los aportes jubilatorios y «tutti cuanti»
evadiendo todo el día; además, balaceras en los colegios, promotores de
viajes a Bariloche que matan a puñaladas a sus competidores en la puerta del
secundario... ¡de terror! ¡No se aguanta más! Es tan fuerte el dudoso aroma
del potaje que se cuece en este bullente caldero escatológico, que uno se
asombra de que se metan con los menonitas. Me pregunto por qué no los dejan
en paz; aunque sea como un último muestrario de lo que era una vida
sencilla, limpia y laboriosa. Es verdad que estos gringos son
desconfiados -aislados, que le dicen-y que les gusta vivir como ellos
quieren -no integrados, que le dicen-, pero lo mismo hacen los travestis, y
nadie se lo puede impedir, aunque muestren las tetas por la calle. Bueno,
vea, los menonitas no muestran las tetas de sus mujeres (entre ellos, los
hombres, aún no han adoptado la moda de ponerse pechos de silicona) y si
viven a su gusto, es sólo por un profundo deseo de sencillez y pureza...
Además, ¿no hay ahora, acaso, la posibilidad de ser diferente sin que lo
metan preso a uno y lo muelan a palos?... ¡Sí, afortunadamente!... Ahora se
puede ser homosexual, negro o judío jasídico y hablar yiddisch sin que lo
discriminen... ¿Por qué no podría ser uno menonita y hablar una antañona
lengua nord alemana?


Respecto a que no están muy interesados en aprender español, en los Estados
Unidos el inglés no es idioma oficial ni se lo obliga a aprender a nadie, no
obstante, en las últimas décadas, finalmente, esta lengua devino en el
idioma universal -que hablan también, perfecto, todos los menonitas y amish
de EE.UU., aparte de sus dialectos-. Esto sucedió precisamente porque no
obligaron a nadie a hacerlo: el inglés se impuso como prenda de libertad.
Nosotros hemos vendido hasta el loro, hemos tenido -y tenemosrelaciones
carnales con Estados Unidos, pero representando la parte pasiva (¡vea si nos
mandan a los del IBM!). Hasta YPF es española. No nos ha «quedao ni el pucho
en la oreja» y vivimos mangando la plata de los poderosos del mundo porque
no hemos sido capaces de imprimir la nuestra con algo de disciplina ni de
cobrar los impuestos en serio. No sea cosa entonces que descarguemos el
impotente nacionalismo del cobarde, acosando a unos campesinos pacíficos
para que hablen español, mientras nosotros nos atropellamos para hablar
inglés y conseguir algún conchabo. Habríamos llegado al último y más bajo
estadio de nuestro envilecimiento y terminaríamos haciendo que los 1.200
colonos se vayan a trabajar a las Malvinas -donde seguramente no los van a
joder, ya que los ingleses de tontos no tienen un pelo-, y que el campo de
Guatraché termine en manos de alguna transnacional que produzca novillos de
feed-lot con 50 empleados y un gran ordenador. Después, cuando los vecinos
de Guatraché corten, hambreados, las rutas, que nadie se queje.

Respecto a que es una sociedad machista. (En realidad eso quiere decir que
los hijos respetan la autoridad paterna y materna, y que las mujeres
respetan a sus maridos, como son respetadas por éstos.) Ni los menonitas ni
yo juzgamos o nos metemos con las parejas homosexuales que adoptan chicos o
los mandan a gestar por encargo y es más, a mí me parece bien que hagan lo
que quieran. Pero sería prudente en aras de la pluralidad de ideas y de la
democracia, que no se acuse de machistas a los que deciden vivir en el seno
de una familia más o menos clásica. Aquellas que, pobres o ricas, fueron el
fundamento de nuestra cultura argentina (la no globalizada, digo). Así
estaría respetado, de verdad, el derecho a ser distinto.

A propósito de ser distinto, estos gringos de Guatraché tienen un aspecto
físico acusadamente nórdico y se visten con ropas anticuadas, que a mí me
parecen bellas, pero que no están a la moda. Se me ocurre que también estos
dos factores pueden llegar a molestar a algunas personas. No obstante, creo
que no hay que discriminar por ninguna causa ni ejercer el racismo contra
ninguna raza... Sea del color que sea. Repito: no tengo nada que ver con los
menonitas, aunque sí me gustaría ayudarlos; pese a que más bien soy un reo
de la calle antes que un tipo religioso; pero ocurrió que, de pronto, algo
en mí dijo ¡basta!... y ahora creo que, en realidad, es ése el motivo más
profundo de esta carta: una suerte de pesado hartazgo que muchos, cada vez
más, comparten conmigo. En lo que hace a información, no puede ser que los
que controlan los medios lancen al aire verdades a medias e inexactitudes
que, aunque no sean malintencionadas, luego, es muy difícil desmentir y
aclarar, si no se es periodista o editor. Así se puede -sin quererlo, tal
vez desde provocar el éxodo de 1.200 colonos hasta armar una guerra.

cr.jorge biondini

 

 

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